tuvo como profesor a un diablo bien pirata que le enseñó que en la vida no siempre es ganar; él lo aprendió, lo masticó y por fin supo llorar [...](…) tuvo como profesor a su ángel de la guarda que le enseño que un fracaso no siempre es perder; él lo aprendió, lo masticó y por fin supo reír...Y hoy el diablo y aquél ángel ven al pequeño saltamontes, rompen paredes con el bocho una vez más; van a brindar, por lo que fue su mayor creación de integridad .